Jornada CERAU 2024: El lazo con el otro, su ruptura y la apuesta por la palabra
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La práctica del psicoanálisis, en tanto inaugura un nuevo lazo social y lo teoriza, lleva en sí, desde…
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En el año 1998, en Barcelona, cuarenta y cinco asociaciones psicoanalíticas de Argentina, Alemania, Brasil, Ecuador, España, Estados Unidos, Francia, Italia y Uruguay fundan Convergencia con el objetivo de constituir una modalidad de enlace entre analistas donde sus diferencias y disensos, caracterizados por la puesta en acto del deseo, causen efecto de trabajo.
La multiplicidad de lenguas, de lecturas y la diversidad de las distintas posiciones asociativas que integran Convergencia, contrasta con un creciente malestar en nuestra cultura que pretende la uniformidad que da el líder, los ideales del amo, el lazo piramidal y autoritario propio de una supra- institución, donde el sujeto queda reducido en calidad de objeto.
Convergencia se constituye como un Movimiento porque asume, en su condición de inter-idiomático, el reconocimiento de la diferencia entre lenguas que enriquece el trabajo en psicoanálisis y permite evitar la hegemonía de una lengua sobre las otras. Así, ofrece a los psicoanalistas una fuerza política que apoye su inscripción social en los distintos contextos internacionales en los cuales su acto tiene lugar.
Si Convergencia es un movimiento, este Movimiento es Lacaniano por el Psicoanálisis Freudiano, ya que el psicoanálisis, fundado por Freud continúa como discurso en la lectura que Lacan hace de él. Esta persistencia supone un acto suplementario: el de deducir del discurso otro tipo de lazo entre psicoanalistas.
Hacer avanzar el tratamiento de las Cuestiones Cruciales del Psicoanálisis, comporta una puesta en cuestión de los fundamentos de su práctica, multiplicando y estimulando los lazos entre quienes lo practican. Favoreciendo el intercambio y la discusión, un modo distinto a la instauración del lazo piramidal y autoritario propio de una supra-asociación, afrontando para ello los efectos nocivos de la fragmentación que hace estragos en el movimiento lacaniano internacional.
Entonces, el eje de Convergencia es sostener las diferencias y el lazo entre analistas, sin querer totalizar ni unificar estas tentativas, buscando alojar en su seno el principio de una diferencia fecunda, y reconocer así en acto la diversidad, ya histórica, ya geográfica, de las diferentes posiciones asociativas por lo cual son admitidos los diversos modos de organización de cada asociación miembro.
Freud, en Psicología de las masas y análisis del yo, habla de dos masas artificiales, duraderas y altamente organizadas: la iglesia y el ejército. En ambas también se converge en derredor de un jefe líder o el padre muerto, que ama con igual amor a todos los miembros de la colectividad, totalizante y unificador. Convergencia trabaja en el mantenimiento y la tolerancia de una diferencia fecunda presente en su multiplicidad. Así, los diversos modos de organización de cada asociación miembro se legitima, en su particular trazo en lo real de la cura. Y a partir de sostener la tesis de que la enseñanza de Lacan releyendo a Freud, toma en cuenta lo que los maestros han reformulado y modificado en su teoría, sin sistematizarla, es decir, teniendo en cuenta las paradojas que de este hecho podrían surgir.
Convergencia sanciona en sus encuentros, en acto, el principio de la pluralidad de lazos heterogéneos entre los analistas y las asociaciones que formen parte de ella.